El ser humano siempre ha estado en un péndulo inexorable entre la guerra y la paz, lo dijo Tomas Hobbes en su obra el Leviathan: " el hombre es el lobo del hombre" y esta visión trágica ha sido la impronta que ha sellado el destino del planeta tierra, antiguamente hordas asolaban los vastos territorios en cruentas conquistas, hoy con la tecnología de las armas, basta un ademan y la muerte cae con certera precisión sobre miles de vidas. Se diluyeron en las arenas del tiempo: los Hunos con Atila, Alejandro Magno, el Imperio Romano, Napoleón, Hitler, etc etc, sus adalides ambicionaron tierras, riqueza, subyugacion, bebieron hasta la saciedad el narcótico del poder. Estos imperios ya no están, pero en este péndulo fatal, el panorama actual es desalentador, se dice que al menos hay 15 países que están en guerra ( hay un subregistro) y este conflicto no es tan local porque se extiende a las fronteras allende de sus territorios, solo para citar un ejemplo: Isis quien sueña con fundar un califato universal y de paso destruir a los infieles ¿ Que debemos hacer?
¿ Como afrontar esta situación de caos en que esta sumido el planeta tierra? claro que podría responderse que son las potencias mundiales las encargadas de pacificar los territorios, pero se me antoja un interrogante: ¿ han mostrado voluntad de paz las potencias en cualquier momento histórico en que han tenido el rol protagónico? la historia demuestra que no, si han habido pactos, ceses de hostilidades, siempre subyacen intereses políticos, económicos, raciales, étnicos, para pactar una paz que siempre es vulnerable. Nosotros, los que no estamos en el séquito del poder y que muy a nuestro pesar nos movemos en este péndulo trágico, podemos contribuir a que nuestro entorno: familia, trabajo, amigos es decir donde alcance nuestra esfera de acción, transmita serenidad, sosiego, si sembramos semillas de paz, tolerancia, respeto por el otro, por nosotros mismos, ( sin ser mojigatos claro esta, hay que gozar la vida) si el mensaje es de esperanza, de alegría, de guardar y cuidar al planeta que es un ser viviente, de no violentar los limites del otro y reconocer que ese otro puede y tiene derecho a pensar diferente a mi, iremos tejiendo lazos fuertes de esperanza, donde tal vez los hijos de nuestros hijos, como seres mas evolucionados consigan que cesen esta multiplicidad de conflictos en nuestra casa, que al fin es la casa de todos.
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