No es posible permanecer indiferente a lo que sucedió en Bélgica. Un
nuevo atentado demencial llena de luto una nación, pero también hace temblar al
planeta, surge un interrogante en mi espíritu atribulado: ¿Dios se sentirá conforme con su creación?
Lo cierto es que desde que ha surgido el humano, la violencia
parece están enquistada en sus entrañas, y cualquier pretexto: religioso,
económico, moral, geográfico, étnico, cualquier cosa, así sea lo más baladí, enciende
esa agresividad que reside en lo más profundo de la amígdala cerebral que gobierna algunas de las
emociones más primitivas del ser humano.
Europa no ha descansado de múltiples atentados terroristas, ETA y el IRA produjeron cientos de muertes y
destrucción. Cuando ya se creía que había una relativa calma al desarmarse estos
grupos, nuevos enemigos se yerguen sobre
el viejo continente y como los jinetes del apocalipsis siembran el terror, veamos
algunos atentados, que conviene tenerlos en la memoria colectiva, como una especie de
conjuro para que nunca más se repitan.
En el 2004 en la escuela de Beslán
en Rusia se produjo una demencial masacre por terroristas chechenos, 370
muertos, entre ellos 171 inocentes niños, más de 200 desaparecidos (quizás
desintegrados por las bombas que se habían sembrado en la escuela).
En marzo de 2004 España sufrió el
estallido en sus trenes en Madrid y 191 almas y más de 200 heridos convocaron
la solidaridad de la nación.
En julio de 2005 cuatro atentados
en perfecta sincronía en los trenes subterráneos,
y autobuses de Londres produjeron más de 36 muertos y 700 heridos.
Paris sufrió recientemente dos
crueles atentados; en la revista satírica Charlie Hebdo y la masacre de Bataclán
y algunos restaurantes, entre los dos, sumaron unas 150 víctimas, cientos de
heridos y el terror de la ciudad luz.
Escuche ayer a un politólogo a
quien le preguntaron cómo se resolvían estos atentados y contestó que se
resolvían hasta el otro atentado, es decir que toda una nación esta inerme, no
obstante toda la seguridad que la rodee. Los analistas han descubierto una
nueva estrategia más efectiva y es la llamada de los lobos solitarios, en vez
de reclutar combatientes, aprovechan la inconformidad o el fanatismo de jóvenes
nacidos en el mismo país y esto suena aterrador, porque el enemigo vive en la
misma comunidad, por lo que la paranoia se acrecienta y a la vez pueden presentarse
injusticias en el trato, ya que un color de piel diferente, una religión
distinta, una nacionalidad especial los convierte en sospechosos.
Se me asemeja esto de los lobos
solitarios a la leyenda del caballo de Troya donde los Griegos dejaron afuera
de la ciudad fortificada un caballo de madera abandonado, convencidos los
troyanos que era un botín de guerra lo introdujeron dentro de la ciudad, por la
noche varios guerreros griegos salieron del interior del caballo y abrieron las
puertas al ejército y esto fue la caída de Troya en las huestes enemigas.
Mientras el planeta llora, son
los gobernantes quienes deben decidir que estrategias implementar para combatir
el terrorismo y mientras tanto cada vecino en su entorno debe ser el vigía de su seguridad y generar alertas
cuando vean algo que signifique peligro. Fuera de ello si tienen alguna
creencia religiosa implorar la protección de fuerzas que como escudo protector
los blinden contra estas fuerzas oscuras que arrasan el planeta.
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