sábado, 23 de abril de 2016

TAREA DE TODOS: SALVAR LA MADRE TIERRA

Se celebra cada 22 de abril el día de la tierra, somos inquilinos en el único planeta habitable que se ha encontrado hasta el momento en nuestro sistema solar.

El hombre desde que superó sus necesidades alimentarias y de protección, al salir de las cavernas y dejar de ser cazador y recolector, asentado en la comodidad de lo que era la economía agrícola y pastoril, tuvo oportunidad para hacerse múltiples preguntas, de cuál era la naturaleza y el origen del lugar que habitaba.

La manifestación histórica más antigua que se ha encontrado, es en Mesopotamia, para los Sumerios el universo aparece por primera vez cuando Nammu quien se paseaba en un abismo sin forma, se abrió a sí mismo en un acto de auto procreación dando nacimiento a An (anu) dios del cielo y a Aki diosa de la tierra.

Nuestra civilización procede de Grecia, es por ella que tenemos como referente esta mitología, y es así que el primer ser que existió fue Caos y después surgieron Gea o Gaya (la tierra), esto nos lo contó el historiador Hesíodo.

Para la Biblia, Dios en un principio creo el cielo y la tierra y después en siete días fue dando forma al universo, hasta moldear al hombre
.
La tierra fue abordada en la antigüedad como un acto de los dioses o de un solo dios, es decir, dicho dogma era aceptado y a veces sostenido por la clase clerical para mantener sus privilegios que no eran diferentes del de los reyes o monarcas.

Por ello sorprende que un grupo de filósofos en la antigua Grecia comenzaran a cuestionarse este origen divino y a pensar que el asunto debía ser abordado desde la perspectiva de las leyes y trasformaciones de la naturaleza, por ejemplo Demócrito habló por primera vez del átomo, como la partícula del universo que no se podía dividir y Heráclito, de la dialéctica del universo, propiciadora de los cambios cuantitativos y cualitativos de la materia. Veremos entonces como está el hombre actual.











Algunos científicos explican el origen del universo como producto del primer estallido (Bing Bang), es decir la nada se expandió y surgió la materia. (Otros siguen tesis creacionistas)

 De una u otra manera, ésta es nuestra casa, la que debíamos considerar como lo hacen los pueblos indígenas, territorio sagrado al que hay que proteger, porque en este entorno es que permanecemos y sobrevivimos como especie.

Pero el hombre no ha estado a la altura de su misión, es el gran depredador de su propia casa, es algo tan impensable como si en nuestra propia residencia echáramos toda la basura y contaminación que encontráramos, ello no sucede, hasta la adornamos, la llenamos de limpiadores, aromatizantes, el aseo, el orden, la armonía, la elegancia, el lujo, sobresale en las “guaridas” del humano, pero en su gran casa que es la tierra el panorama sí que es desalentador.

Grandes metrópolis son irrespirables, las selvas son deforestadas, el agua contaminada, los graves peligros que afronta nuestro planeta no proceden del exterior (los aerolitos, ataques alienígenas, tormentas solares etc) la amenaza esta in situ, es decir en el mismo planeta, veamos:

La minería sin control es la enemiga del medio ambiente, las aguas son contaminadas con las sustancias venenosas que utilizan, importan más las exorbitantes ganancias de multinacionales voraces.El plástico y la basura electrónica tardan en degradarse y mientras tanto asfixian el medio ambiente y los océanos.

El vertimiento del petróleo y la tortura a la que se somete el subsuelo con el fracking son referentes malignos para la salud del planeta.

La deforestación que arrastra las montañas, acaba con las selvas, despoja a la vegetación, y a la fauna de su hábitat, seca cuencas hídricas, desaparece ecosistemas,  y determina extinción de especies es un espejo apocalíptico, pronto veremos al oso polar y a los tigres solo en películas o fotografías.

La industria de la muerte que propicia las guerras y la irresponsabilidad del hombre que emite toneladas de gases a la atmósfera constituyen ataques aleves contra su casa.

Los peores contaminantes (potencias industriales) están tratando de concientizarse y por ello el pacto de la tierra y  recientemente la suscripción de obligaciones en París y en Nueva York arrojan una luz de esperanza para la tierra y para nosotros.

Cada ejemplo de protección y conservación del medio ambiente, de respeto por la madre naturaleza y multiplicación de este ejemplo, como celosos  guardianes  será el mejor legado para las nuevas generaciones, quienes no tendrán que buscar otros mundos fuera de este, sino que disfrutaran este planeta azul, el más hermoso que conocemos.






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