A propósito de los famosos papeles de Panamá, documentos filtrados
en la oficina internacional de abogados Mossack-Fonseca, en que salieron a la
luz pública millones de archivos confidenciales, sobre grandes
fortunas escondidas en los bancos de Panamá por la facilidad que entraña un paraíso
fiscal, el tema de los espías ( hackers modernos ) no es nuevo, la humanidad los registra desde que
se conoce la historia escrita.
En la culta Grecia y la guerrera Roma, la tarea principal de
los espías era filtrar información, útil para el señor a quien servían. En Roma
se consideró como el pionero al aristócrata Pijus Magnificus quien fuera diplomático
y ex lugarteniente de julio Cesar.
Se dice que la reina Cleopatra decidió entrar a sus aposentos
una cobra egipcia para que le quitara la vida, porque sus espías le indicaron
que Augusto Emperador quien no fue subyugado por sus encantos, la iba llevar encadenada
a Roma para humillarla en un desfile triunfal. Hay que recordar que con la
muerte de esta reina terminó el misterioso imperio de Egipto.
En la segunda guerra mundial los nazis utilizaban una máquina
de encriptación conocida como enigma, la tarea de los aliados fue descifrar los
mensajes y adelantarse a las tácticas del enemigo. ( La película Código Enigma,
sobre el matemático y criptoanalista Alan Turing es magistral)
En la llamada guerra fría nacieron dos colosales agencias, la
CIA y la KGB, idealizadas en algunos filmes de Hollywood pero cuyas acciones no
eran tan románticas como en las películas.En esa época, donde se manejaba el maniqueísmo: o es bueno o
es malo, fue célebre el juicio de los esposos Ethel y Julius Rosemberg quienes
fueron ejecutados en la silla eléctrica en 1953, todavía se discute su
inocencia.
Aún nos queda la imagen de un cansado Julián Assange a través
de la ventana de la Embajada de Ecuador en Londres quien añora su libertad, su
pecado fue incursionar y hacer visibles ciertos documentos que debían mantenerse
en secreto a través de su página web Wiki Leads.
Eduard Snowden antiguo funcionario de la CIA también cayó en desgracia
ya que publicó varios documentos clasificados como altamente confidenciales
sobre programas de vigilancia masiva.
En el año 2006 ocurrió en pleno centro de Londres el
asesinato de un espía ruso Alexander Litvinenko se cree que en una inofensiva
tacita de té, se le echo una mortal dosis de polonio radioactivo 210. Este crimen
por lo elaborado es digno del mejor thriller.
Y qué decir de Anonymos, cuya identidad no ha sido
descubierta, ya que engloba diferentes grupos pertenecientes a varias naciones
y que se han constituido en un referente universal contra los Estados que prohíben
la libertad de expresión y los consorcios con presencia global.
Definitivamente, el internet no inventó los espías, o hackers
como se les conoce, sino que posibilita que la comunicación alcance dimensiones
insospechadas en un mundo globalizado.
La Privacidad hace rato está amenazada y cualquier secreto
puede ser conocido, por ello el manejo responsable, discreto y cauteloso que
realicemos sobre nuestra información debe acentuarse cada vez más y conviene
que algunos de esos secretos los plasmemos mejor en nuestro diario personal, el
que podemos guardar celosamente en nuestra alcoba.
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